El pekinés

El Pekinés es una raza de perro de compañía. Este perro es muy peculiar por su temperamento. Es independiente, testarudo, de muy mal genio y dado a las rutinas. Tiene gustos muy claros y definidos que, si el amo no los cumple, no duda en hacer saber su descontento. Cuando dijimos que es independiente, nos referimos a que no es una raza amiga de los halagos vacíos. No le gusta ser excesivamente manoseada y los tratos con niños son muy complejos. Otra clave de esta raza es que, si no los acostumbran desde cachorro jamás dejarán que les pongan collares ni cadenas, no los soportan porque no aceptan sentir limitados su movimientos ni su libertad.

Al decir que es de mal genio, les avisamos que en plenas demostraciones afectuosas de ellos hacia sus amos más próximos, son capaces de tener ataques de furia, donde morderán y gruñirán. Aman ser el centro de atención, pidiendo ser integrados en todas las actividades familiares, desde un paseo hasta en las comidas, siendo muy común entre los propietarios de estos perritos, que estos hagan que se sienten a la mesa.


Su temeridad, arrojo y valentía, como ya supimos por sus ancestros leoninos, es proverbial. No dudan en imponerse si ven invadido su territorio a Pastores, Rottwailer, San Bernardos o Gran Daneses. No dudan en atacar de inmediato a un perro de varias veces su tamaño, y no con gritos y ladridos, sino corriendo derechos contra el enemigo, y atacando con sus garras y colmillos. Aman la comodidad del hogar, evitarán como a una maldición que los confundan con perros "de clase baja". Ellos tienen el derecho de compartir cama y comida directamente con los amos. Lechos de plumas y comida preparada para ellos. Esa es su forma de vivir acostumbrada. En las ocasiones en que caen en la desgracia del abandono, son tremendamente vulnerables. Nunca verán un Pekinés vagabundo por que una de dos, o lo adoptan de inmediato, o no sobrevive.

A pesar de lo dicho, no todos son iguales, hay Pekineses muy afectuosos. Les gusta estar siempre con la familia y hasta jugar con niños. Son muy obedientes y faciles de entrenar, pero si se hace de la forma apropiada, y por supuesto, en una temprana edad.

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