Una de las situaciones más angustiosas por las que te puede hacer pasar tu cachorro es cuando el animal deja de comer. Hay varias razones para ello, desde que el animal no esté conforme con la alimentación que le ofreces hasta que esté enfermo; pero también puede ser culpa tuya: si le das de comer entre horas lo estarás malacostumbrando, y no comerá cuando debe. La solución a ese círculo vicioso es fácil, dejar de consentirlo, para el resto de problemas no tanto.
Ya sabrás que la transición de la lactancia al pienso debe hacerse muy poco a poco, y que tenemos que humedecer con agua el pienso para cachorros. Aunque sea un alimento especial, pensado para perros de corta edad, siempre hay que humedecer el pienso un poco para que el animal pueda digerirlo bien. Además de humedecerlo puedes combinar el pienso con comida húmeda o cambiar la marca, buscando siempre piensos de calidad.
Otra cosa es si el perro está alicaído, no come, no se mueve, no quiere jugar... ahí sí que podemos estar hablando de problemas más serios: gastritis, fiebres, un golpe, una enfermedad oral, algún desequilibrio hormonal, el reflujo, una obstrucción del aparato digestivo -ya sea por defectos congénitos o porque ha comido algo que no debería- pueden causar esa pérdida de apetito, igual que algún tratamiento veterinario. En esos casos hay que llevarlo al veterinario.
Los perros también tienen estrés, y esa puede ser una causa de la falta de hambre de tu cachorro. El brutal cambio que supone para ellos la llegada a un nuevo hogar, vivir con algo que le asusta o la pérdida de algún familiar en la casa pueden estresarlo, igual que la falta de ejercicio. Si ves que tu perro no come, asegúrate de que por lo menos bebe líquido. Si tampoco lo hace puede deshidratarse, así que deberías visitar urgentemente al veterinario para evitar problemas más serios.
