Por mucho que te esfuerces en ofrecerle el mejor entorno posible a un perro recién nacido, nunca estará a salvo de los parásitos. Hoy en día, la desparasitación es uno de los grandes quebraderos de cabeza para proteger el bienestar y la salud de nuestro mejor amigo. Es más, puede que incluso antes de nacer, cuando estaba en el vientre de su madre, los parásitos se hayan alojado en su tracto digestivo. La saliva de la madre, las heces o el propio contacto con el suelo ayudan a que los parásitos crezcan, y mucha gente duda sobre la primera desparasitación de su cachorro.
En la mayoría de casos la primera desparasitación llega entre la segunda y la tercera semana tras el nacimiento del cachorro. El veterinario es el que se ocupará de diseñar el calendario y de determinar cuándo llegará esta primera desparasitación y de las posteriores repeticiones durante la lactancia. Es fácil que lo desparasites primero cada dos semanas y luego de forma mensual, ya que los productos desparasitantes solo actúan sobre los parásitos adultos.
No tendrás ni que llevar al perro al veterinario, podrás desparasitarlo dándole tú mismo las gotas de acuerdo con la prescripción del veterinario. Recuerda que a edades tan tempranas no le puedes dar al can las pastillas desparasitantes que toman los perros adultos, que pueden ser dañinas para su salud. Tampoco podemos olvidar la desparasitación externa, que se aplica a partir de los dos meses de vida, cuando el cachorro ha desarrollado su sistema inmunitario y los productos empiezan a ser efectivos sobre los parásitos externos.
La importancia de la desparasitación
Cualquier desparasitación es importante, pero todavía más lo es la primera. Sin ella no deberíamos vacunar al cachorro, ya que en un cuerpo lleno de parásitos la vacuna no puede ser efectiva. Gracias a la desparasitación el perro crecerá sano y fuerte, sin problemas o enfermedades que lo puedan afectar: diarrea, inflamación en el vientre, pérdida de peso, encías pálidas etc.
